En este espacio siempre tratamos de aportar conocimiento acerca de los vegetales marinos con los que trabajamos cada día, para difundir distintos aspectos acerca de ellos en la inteligencia colectiva de quienes nos leen. De tal manera, también atendemos a dudas y curiosidades que puedan existir en general, y es por eso que hoy preparamos este artículo.
Para quien no esté interiorizado en el tema, puede resultar más o menos lo mismo ver en un entorno acuático algún tipo de verdosidad con textura o aspecto vegetal, pero lo cierto es que no siempre se trata del mismo organismo. Algas y musgos, musgos y algas, a menudo confundidos entre sí, pero muy diferentes en su esencia.
¿Quieres conocer cuáles son las principales diferencias entre las algas marinas y los musgos? ¡Sigue leyendo y descúbrelas!
¿Qué son las algas?
Comencemos por realizar una pequeña caracterización de quienes son nuestro objeto de estudio y trabajo cotidianamente, las algas marinas. A grandes rasgos se trata de distintos tipos de organismos eucariotas que pueden ser pluricelulares o unicelulares integrados en colonias, y que se desarrollan en medios predominantemente acuáticos, tanto de agua dulce como de agua salada, según sus diferentes especies. Puede haber algas microscópicas y otras que se aproximen a los 100 metros de extensión.
Las algas contienen clorofila y cloroplastos y realizan sus propios procesos de fotosíntesis (sí, como los vegetales terrestres). Aunque posean muchas características en común en cuanto a su metabolismo y adaptación ambiental, no están todas necesariamente vinculadas entre sí de forma estrecha, genéticamente hablando. De hecho, se conocen más de 30.000 especies de algas, y entre algunas de ellas existen diferencias genéticas tan grandes como las que separan a los seres humanos de, por ejemplo, las aves.
¿Qué son los musgos?
En la otra orilla de nuestra comparación tenemos a los musgos. Estos son plantas que se clasifican en el orden superior parafilético (es decir, que tienen un ancestro en común, pero no todos los descendientes de él se vinculan). Se trata de plantas de tamaño pequeño, que rara vez superan los 25 centímetros de largo, y que carecen de raíces, por lo cual se valen de un sistema de rizoides para obtener nutrientes.
A su vez, los musgos son organismos pluricelulares, que pueden ser perennes o de ciclos anuales, como nos enseñan a identificar en los grandes árboles cuando somos pequeños. De hecho, y contrariamente a lo que nos dicen las creencias populares, entre las 12.000 especies de musgos que se conocen la gran mayoría son organismos terrestres, y algunos de ellos se han adaptado al medio acuático, pero son una gran minoría.
Principales diferencias entre algas y musgos
Veamos pues sin más demora cuáles son entonces las diferencias más notorias y destacables que hemos mencionado entre las algas y los musgos:
– Su medio ambiente: las algas pueden encontrarse tanto en agua dulce como en agua salada, siendo esencial el entorno acuático para su vida, aunque algunas puedan también resistir en ambientes secos por ciertos periodos. En cuanto a los musgos, son plantas mayormente terrestres, aunque algunas han logrado adaptarse para sobrevivir en entornos acuáticos o semiacuáticos.
– Estructura celular: vimos que entre las algas podemos encontrar especies pluricelulares y unicelulares, algunas de las cuales se conforman en colonias. Por su parte, los musgos son organismos multicelulares parafiléticos.
– Variedades y familias: se conocen más de 30.000 variedades de algas, algunas de las cuales no tienen vinculación genética alguna entre sí. Los musgos rondan las 12.000 especies, y aunque tienen un ancestro común, existen variedades que no se vinculan entre sí.
De esta manera finalizamos esta breve pero completa guía para ayudarte a reconocer las principales diferencias existentes entre las algas y los musgos. ¡Esperamos que ahora lo tengas todo un poco más claro!